30 Días Sin Redes Sociales: Los Resultados
La importancia de los “espacios vacíos”
“Qué ridícula, no lo hagas.”“No manches mis respetos yo necesito hacerlo”“JAJAJAJA ¿Y qué? ¿te voy a mandar palomas mensajeras o qué?” “Tííípico tú y tus cosas raras”
Estas fueron algunas de las reacciones de la gente cuando decidí salirme 30 días de las redes sociales (WhatsApp, Facebook, Instagram, Linkedin, etc) pero sólo de las redes sociales, teléfono, correo y mensajes de textos funcionaron perfectamente.
¿Quién era hace 30 días?
“El primer principio es que no te debes engañar a ti mismo — y tú eres la persona que más fácilmente te engaña”– Richard P. Feynman
Tengo que ser muy sincera contigo. Aunque por fuera no se notara y trataba de ser lo más profesional, hace 30 días (y más meses atrás) era un desmadre. Así de sencillo.Estaba en lo que la llaman la crisis de los 25. Nada me motivaba, no quería salir de mi casa. Se me empezó a acabar el dinero. Me sentía culpable con mis socios porque yo sentía que no estaba aportando nada a mi empresa. Me estresaba ver mensajes en WhatsApp porque sentía que todo era de trabajo y no quería trabajar.Duraba 2 horas haciendo algo que normalmente me tomaba 20min porque me distraía y me iba a Facebook. Me dormía muy tarde. Me despertaba súper tarde.Aunque según yo “sabía” lo que quería y tenía unas metas tan grandes y rimbombantes no estaba haciendo nada por ellas, más que hablar de ellas.
Obviamente algo no estaba bien jaja.
Soy de las personas que me gusta estar en varios proyectos y organizando cosas buenas, soy también muy perfeccionista y exigente conmigo, no me gusta sentir prisa, ni sentirme ansionsa, ni sentirme estresada.Odio el drama y todo el sufrimiento exagerado que conlleva.
Me gusta proponer, me gusta estar en friega de arriba a abajo y me gusta tener espacios de calma, me gusta salir, me gusta reírme, me gusta escuchar a la gente, me gusta aprender y me gusta sentir que lo que hago tiene un impacto positivo en mi entorno. Sentirme útil.
Si te fijas, nada de lo que era en lo últimos meses entra en lo que me gusta y quiero ser.
Tenía habitos muy malos que quería quitarme, y definitivamente las redes sociales era una de las mejores forma que tenía para distraerme, de no ser sincera conmigo misma y de no querer enfrentar todo lo que estaba pasando.
Lo más fácil es distraerte, poner una serie y no pensar. Y no estoy diciendo que echarte un tequilita mental esté mal. Lo que si creo que está mal es que evadimos y como vemos que en Facebook todos están felices, no sabemos cómo aceptar las “crisis” naturales de la vida.
Lo veo como las casas y los tiliches:
Hay personas que nunca en su vida van a limpiar su casa, que van acumulando todo y se quejan de que ya no les cabe nada; pero cuando se deciden, ven tan grande el trabajo que no saben donde empezar, y mejor lo evaden, ponen la novela y ya ni ven el tilichero. Se acostumbran a vivir así.
Hay quienes se dan el tiempo de vez en cuando de limpiar y sacar cosas, pero tienen ciertas cosas acumuladas “por si acaso”.
Y hay quienes, tienen el hábito de limpiar todos los días, y cuando les toca limpiar a profundidad, hasta lo hacen felices, ponen música y disfrutan el proceso.
¿Qué pasó con este experimento?
Como lo dije en mi artículo del “Cono de la vergüenza digital” hice este experimento porque quería encontrar trucos para incorporar nuevos hábitos, usar la tecnología a mi favor, aprender cosas nuevas, poder tener espacios de calma mental y fortalecerme.
Había leído e imaginado cosas que me iban a pasar, pero el vivirlas, sentirlas y el darme cuenta por experiencia propia fue mil veces mejor y tuvieron mayor impacto. Es mejor vivirlo a que te lo cuenten.
Aquí pequeños escenarios, pensamientos y reacciones que tuve durante las semanas.
Semana 1: ¿Y ahora?
Estaba en una conferencia platicando con un amigo, de repente lo llaman y me quedé sola, sin conocer a nadie.“¡Oooh!, no tengo con quien hablar, ¿qué hago?, ¿qué hago?, ¿qué hago?”Saqué el celular, y sólo mensié dándole vueltas al menú sabiendo que no había nada que encontrar jaja*
Llegué antes a un café, no llevaba ni libro, ni audífonos, ni libreta para entretenerme.“Ok, oh mi dios, de aquí a que llegue. ¿Qué se supone que tengo que hacer?¿Observar? ¿Pensar?”
Patético, ya sé jaja, pero así fue. No me había dado cuenta que no sabía cómo estar sola y que era automático el distraerme en situaciones tan comunes.
En esos espacios “libres” es muy común que por aburrición inicies conversaciones virtuales o pongas un status y entonces, cuando llega una persona “real”, dejas conversaciones pendientes en tu mente, llegan soniditos y vibraciones que tu mente quiere ver y contestar pero también quiere ponerle atención a la persona de enfrente.Dilemas de siglo 21.
Semana 2: La crisis de curiosidad
“¿Qué hice?¿Por qué lo hice?”“¿Y si alguien me está buscando?”“A ver primo, préstame tu celular anda”“A ver, ¿le puedo esribir a fulanito desde tu WhatsApp?”
Si me marcaban por teléfono“Ok, ahora tengo que contestar, pero ¡qué raro!, hace mucho que no hablaba por teléfono con esta persona, contéstale, ándale…”Respira hondo* “¿Bueno?”
Si me llegaba un mensaje de texto“¡Ay qué emoción!”
Si me llegaba un correo“Arg, esto se podría haber resuelto más rápido con un mensaje de voz de 20 segundos”
Si necesitaba ayuda o encontrar algo“Ash, antes podía poner un status haciendo una pregunta, ¿ahora qué hago?
Semana 3: Comienzan los hábitos
“¡Uy! esto no está tan mal, de hecho no está nada mal.”
Comencé a llevarme libros a todos lados.
Llevaba audífonos para escuchar audiolibros y el podcast de Tim Ferris
Contemplé el cielo, la playa (estaba en Mérida), los árboles, las personas.
Como observaba y tenía tiempo para pensar, las ideas fluían.
Tenía libretas o papeles para apuntar todas las ideas que se me ocurrían para la empresa, para nuevos proyectos o simplemente para mi vida.
Semana 4: Ya no quiero regresar, ¿cómo le hago para mantener esto?
Estoy mucho más enfocada en mi trabajo.
Siento que priorizo mucho mejor las cosas.
Estoy teniendo conversaciones más ricas y más profundas.
Me encantan mis mañanas, porfin estoy meditando, leyendo, escribiendo y desayunando muy rico y saludable.
Me siento menos estresada porque avanzo más y me distraigo menos.
Me estoy riendo y “burlando” más cuando estoy con mis amigos.
Me siento más tranquila para tener y llevar conversaciones incómodas.
“¿Apoco pasó eso? Mmm yo ni enterada”
“Te lo hubiera mandado pero no tienes WhatsApp”“Lo pusimos en Facebook”
Hay muchas cosas donde me siento mucho mejor, pero también hay proyectos que no he podido atender como quisiera por estar alejada de las redes.
Conclusiones
“El bien de la vida no radica en su extensión, sino en su uso, y muchas veces sucede, que el que mucho ha vivido ha vivido poco”.-Sobre la brevedad de la vida, Séneca
En mi vida me ha tocado conocer a muchos tipos de personas, empleados, empresarios, mamás, papás, felices, enojados, viajadores, tranquilos, infelices, etc. Al final cada quien lleva su vida y toma sus propias decisiones.En mi caso, yo quiero darle un buen uso a mi vida, y este experimento me ayudó a priorizar, a descansar productivamente y a darme cuenta que es mi obligación hacer un cambio positivo en mi entorno e involucrarme en proyectos de ese tipo.
Hay 6 cosas -además de todas las cosas que leí de negocios, de hábitos, del amor, de psicología, etc- que aprendí de este experimento.
Que no soy tan importante, ni tan necesaria.
Que nada es urgente.
Que las redes sociales son muy útiles y facilitan la comunicación, pero debo tener cuidado con el exceso y superficialidad de la información.
Que si no controlo mi tiempo alguien más lo hará por mi.
Que las “crisis” de vida son súper normales y se tienen a cada rato.
Que los “espacios vacíos” de distracciones me hacen feliz, productiva y creativa.
Son en estos “espacios vacíos” donde puedo ser más creativa, puedo enforcarme, puedo crear, puedo profundizar temas, puedo priorizar y lo más importante puedo ser sincera conmigo y tomar mejores decisiones.
Y entonces para seguir teniendo estos espacios libres de distracciones, ahora trataré de encontrar diferentes “conos de la vergüenza” que me ayuden reforzar los siguientes hábitos en mi vida:
***Una cosa a la vez***No soy multitasking -mi cerebro funciona igual que el Nokia de lámparita una cosa a la vez jaja- entonces, cuando esté en junta, estaré en junta, cuando esté en WhsatsApp, estaré en WhatsApp, cuando esté de fiesta, estaré de fiesta, cuando conteste mails, sólo contestaré mails, cuando esté con una persona, estaré con esa persona.
***Las horas libres***1 hora antes de dormir y 1 hora antes de empezar a trabajar apagaré mi celular 1) porque el exceso de luz azul de las pantallas afectan al cerebro y 2) para no tener curiosidad de ver los correos, notificaciones ni pendientes “urgentes”. Además, nada es urgente si eres productiva y sabes priorizar.
***Sábados Sin Pantalla:***Los sábados serán mis días de descanso digital. Me pondré de acuerdo desde un día antes y si quiero salir o ver a alguien tendré iniciativa y le voy a marcar.
***El fin de semestre:***Como este experimento me ayudó a priorizar en proyectos, a aprender nuevas cosas y a darme cuenta de lo que más me gustaba, cada 6 meses tendré 2 semanas como éstas para recalcular mis hábitos, con sólo teléfono, correo, mensajes de texto y descanso productivo.
Para mí el éxito y la felicidad son un estado de ánimo, y se sienten en la intersección de retos, adrenalina, bondad, calma y consciencia.
Cuando hablo de las medidas que voy a tomar para tener “espacios vacíos” y ser más productiva me ven como si fuera una “loca controladora” y no, no quiere decir que soy una robot paranóica que no se divierte, AL CONTRARIO quiere decir que soy humana y que valoro y quiero estar presente en todo momento.
¿Por qué creo que tú también tienes que hacerlo?
Empleada, empresaria, estudiante, mamá, artista, músico…
No sé qué estés haciendo ahorita, a qué te dediques o como sea tu ritmo, pero si estás leyendo esto y crees que no necesitas esos espacios vacíos, aunque sea una vez al año, estás muy equivocada.
¡Porque lo necesitas! todos sabemos que “tenemos que aprender de nuestros errores”, “perdonar”, etc pero realmente perdonar que tus papás se hayan divorciado cuando eras chico, a una amiga que ya te dejó de hablar, a un jefe que te haya tratado mal, darte cuenta que te “equivocaste de carrera” o aceptar cualquier cosa que personal o profesional que esté pasando en tu vida no se aprende estando “sólo” en tu cuarto mientras ves películas, o “sólo” en tu oficina trabajando, o “sólo” en tu coche escuchando noticias. Necesitas estar libre de toda distracción para enfrentar, entender, aprender, generar una opinión, dejar el drama y después planear, crear y proponer.
y 2. por que ahorita hablamos de celular y la redes sociales que como muchos inventos han facilitado la vida, pero el exceso de información y los avances tecnológicos van mucho más rápido que nuestra evolución como ser humano.
La Realidad virtual (películas, viajes, educación, videojuegos están teniendo un giro gracias a RV), la Inteligencia artificial (que para el 2029 tendrá la capacidad de un ser humano), los transplantes de cabeza (que son el primer paso para “vivir eternamente” y ya se hizo el primero con pequeño chango) o el “descargar” tu cerebro a una computadora ya no son ciencia ficción.
En ocasiones estos temas nos asustan y no nos podemos imaginar esos cambios, la realidad es que sí van a suceder, que están sucediendo, que van a “desplazarte” en tu trabajo y van a cambiar la concepción que tenemos de muchas cosas de la vida.
Quien no controle sus tiempos, quien no controle sus hábitos, quién no conecte con su parte humana y quien no esté en constante aprendizaje, quién no proponga, será “desplazado”.
Y OJOMe encanta la tecnología, se me hace super interesante imaginarme el futuro, saber de estos avances e imaginarme TODO EL BIEN que se puede hacer con ellos, pero: Se necesita que haya más gente buena emocionada con estos temas y gente emocionada con querer cambiar su entorno.
Con tanto avance tecnológico y cambios, necesitamos gente que proponga, que USE su tiempo y sus capacidades de la mejor manera, gente más consciente, más humana, más inteligente, más atenta, más buena que sólo en esos “espacios vacíos” se encuentran.